Perdí hace ya tiempo la cuenta de las que firmé. Antes en
octavillas, en folios, ahora en páginas webs. Consiste, al fin y al cabo, en
expresar mi opinión, apoyar una iniciativa, rechazar alguna situación
indeseable, es sencillo.
Todas, todas las iniciativas de petición de firma, de búsqueda
de adhesiones, tienen un gran fin detrás. Nacen de la inquietud de uno, o
muchos ciudadanos que de manera individual o mediante entidades o asociaciones
buscan aumentar la repercusión de un hecho, y con ello la presión social para
que se produzca un movimiento, un cambio.
Sin embargo, la democratización de la tecnología está
haciendo daño a esta fórmula de movilización y protesta. Ahora todos podemos
dar de alta una causa (perdida o no) y hacerla circular por las redes sociales
pidiendo que amigos de nuestros amigos pongan su nombre, dni y mail.
Eso se traduce en conocimiento e información, porque nos
llegan hechos que desconocíamos. Y también se transforma en bombardeo. De
verdad que perdí la cuenta de las que me llegaron en las últimas semanas. Vaya
por delante el agradecimiento a todos aquellos que me consideran preocupado por
esas causas, las miro e intento conocer y profundizar en todas. Pero eso, estar
a todas, debilita, los antiguos estrategas militares lo tenían claro, divide y
vencerás.
Midamos el esfuerzo, miremos la fatiga y el cansancio que
eso produce en los otros, sobre todo cuando, tras la firma no vuelves a saber
de la causa a la que te sumaste, o peor aún, te enteras al cabo del tiempo que
quedó simplemente en eso, en una recogida de firmas, de adhesiones, cometiendo
el brutal error de medir el éxito de la causa por el número de personas que la
suscribieron.
La recogida de firmas es un medio de difusión y una
herramienta importante, pero es el medio, no el fin. Los que solicitan firmas
deben saber que debe perseguir un
objetivo último: entregarlas en un registro, hacerlas llegar a un responsable,
respaldar una denuncia, la acción que resulte necesaria para conseguir el fin
deseado. Y después, a cerrar el círculo, deben informar de los resultados
conseguidos, aunque no sean los deseados, sin temor a defraudar a los
suscriptores, ellos ya sabían que el objetivo era difícil, lo importante era
intentarlo.
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